Ntro. Padre Jesús Despojado de sus Vestiduras
Iconografía
«Salió, pues, Jesús del pretorio acompañado de los dos malhechores. Y, en llegando al lugar convenido, le despojaron de sus vestiduras, le ciñeron un lienzo y le pusieron alrededor de las sienes una corona de espinas» (X-1).
En el Antiguo Testamento también podemos hallar una prefiguración, concretamente en el Salmo 22:
«Se reparten mi ropa y se sortean mi túnica» (Sal 22, 19).
Origen y características
La imagen fue tallada por Antonio Perea Sánchez en 1939 en un taller que se le habilitó al efecto en la cárcel provincial en la que cumplía condena por una acusación de ayudar a los obreros que resistieron en las barricadas del barrio a la ocupación por las tropas franquistas de la ciudad.
En el boceto en pasta de madera del Cristo se aprecia una gran influencia del tema del Greco.
La talla del Señor fue primitivamente de candelero, tallando el escultor la cabeza, parte del tronco hasta la altura del pecho, brazos (el derecho era articulado a la altura del codo y del hombro y el izquierdo sólo en el codo), manos, piernas hasta poco más por encima de las rodillas y pies.
Antonio Perea donó la imagen del Cristo a la Hermandad de la cual era hermano siendo bendecida el 2 de abril de 1939, Domingo de Ramos, por el entonces párroco de San Marcos don Ismael Delgado por delegación del Vicario del arzobispado, tal como reseñó la prensa del momento.
Actualmente es una talla de madera policromada que mide 1,78 metros. Jesús aparece de pie con la cabeza ligeramente inclinada hacia la derecha y la mirada dirigida a lo alto. Los brazos aparecen caídos y ligeramente separados del cuerpo, dando la sensación de entrega total a sus verdugos y de mansedumbre aceptando el suplicio y de súplica al Padre al mismo tiempo. En la cabeza lleva potencias sin corona de espinas aunque algún año ha salido con ella.
La imagen lleva 13 señales de heridas en la espalda debidas a los azotes, también lleva heridas en el hombro izquierdo como huella de haber portado la Cruz, en los codos y una magulladura en la mejilla izquierda. El rostro, que demuestra gran mansedumbre y serenidad, lleva bigote, barba bífida y corta y cabellos largos tallados que caen sobre el hombro derecho. La imagen deja ver su pabellón auditivo izquierdo por el desplazamiento hacia atrás de los cabellos.
De su boca, entreabierta, que deja ver la dentadura superior, sale un hilillo de sangre por la zona derecha así como hilos de sangre le bajan de la frente producidos por las heridas de la corona de espinas. Su nariz es recta y el entrecejo fruncido llevando los ojos, las cejas y las pestañas pintadas. La figura aparece descalza.
La imagen ha sufrido importantes modificaciones siendo la más completa la del año 1974 en el cual el imaginero Antonio Eslava Rubio modifica la imagen realizando un nuevo cuerpo para el Cristo (antes era de candelero) y lo policroma de nuevo de manera que en la actualidad de la talla original de Perea sólo conserva la cabeza y parte del torso.